Todos los días de nuestra vida, somos guiados o nos convertimos en guías de otros, es parte de cada una de las etapas que vivimos. Todos los seres humanos desde niños necesitamos tener un guía que nos ayude a potenciar y encontrar las habilidades que cada uno tiene, aquí el papel fundamental lo representan los padres, los amigos, la familia, los maestros en la niñez. Posteriormente, vamos creciendo y conociendo mucha gente en este devenir, y recibimos enseñanzas todo el tiempo, sólo basta con hacer una pequeña pausa y prestar atención. Las cosas sencillas encierran gran sabiduría y en ocasiones vivimos tan de prisa que se pierden en la cotidianidad.
Me gustaría compartir el proceso de mentoría que he vivido a nivel profesional. La mentoría es una relación de desarrollo personal, en la cual una persona más experimentada o con mayor conocimiento ayuda a otra menos experimentada o con menor conocimiento. La persona que recibe la mentoría se le conoce como protegido, discípulo o aprendiz o quizá si nos permitimos adentrarnos en el universo Jedi, quién no ha sido alguna vez, Padawan, al final, todos estos conceptos significan lo mismo: el alumno, ávido consciente o inconscientemente, a voluntad o dirigido, a solicitar y recibir la formación de alguien que tiene mayor conocimiento para alcanzar un crecimiento profesional, espiritual o existencial que le permita convertirse en una mejor versión de sí mismo.
He tenido la fortuna de tener varios mentores en mi vida, algunos me han elegido y los más recientes, los he elegido yo. Con el paso del tiempo la claridad se hace presente con mayor fuerza. ¿Qué se busca en un mentor? Algunas características que pueden ayudarte a detectar a un posible mentor y también a saber si ha llegado el momento de ser uno para otros, te las presento a continuación:
- Que sea una referencia en su ámbito profesional, que represente lo que tú quieres lograr, que los resultados sean evidentes y que cuente con gran experiencia en su haber. Se predica con el ejemplo y en la búsqueda de un mentor, debemos poner atención en ¿Quién admiramos?, ¿Por qué lo admiramos? y conocer la historia de esa persona para hacernos conscientes de que todo implica un proceso de aprendizaje, y esto nos hará recordar que Roma no se construyó en un día.
- Que tenga capacidades de comunicación, empatía, que te inspire y que influya en otros positivamente. En conclusión, que sea una fuente de conocimiento para ti y que represente una solución frente a tus dudas.
Recuerdo al mentor que más impacto ha tenido en mi vida profesional…
Es una mujer muy inteligente, con una gran agudeza mental, con una capacidad de síntesis inmejorable y además con un excelente sentido del humor.
Pudimos establecer una excelente pauta de trabajo, le reportaba directamente y esta relación adicional creó una gran alianza de apoyo mutuo, descubrí que al enseñar, también abres una ventana al aprendizaje y el proceso es simplemente enriquecedor. Ella me enseñó a descubrir mi potencial, a definir mis áreas de oportunidad y lo que más recuerdo y valoro, fue que aprendí a aceptar aquellas cosas que no me gustaban, pero que se tenían que hacer, y hacerlas primero, no dejarlas para el final. Ese tip hizo la diferencia en mi vida y ahora se los comparto, así que póngalo en práctica, porque sí funciona.
¡Lo mejor es que al tener un mentor o ser uno, ganas un consejero, una fuente de inspiración y un motivador, 3 por 1!
El Proceso de mentoría, conocido mejor como mentoring, implica 3 etapas:
Definir los objetivos
Punto de partida para iniciar: crea una relación de confianza y compromiso. Es decir, saber escuchar con empatía e interesarse genuinamente por ayudar y ser parte de la transformación de tu protegido o mentorizado. La transparencia y honestidad por parte del mentorizado es indispensable para la determinación de las metas que se quieren alcanzar, además del compromiso para lograrlo. Se busca desarrollar todo el potencial a nivel personal y profesional.
Elaborar un plan de trabajo
Con la ayuda del mentor, haciendo uso de su visión global te ayudará a construir una nueva visión y a desarrollar nuevas estrategias, también a detectar nuevas propuestas de solución ante determinados problemas y encontrar el origen de los mismos, haciendo ver el potencial que se le presenta al mentorizado, que vislumbre por sí mismo las posibles acciones a realizar, definirlas y posteriormente elaborar un plan de acción. Importante tenerlo por escrito, así se dará un mejor seguimiento.
Evaluación y Feedback
Es una pieza clave dentro del proceso, aquí se celebran los logros y se le motiva en los momentos de dificultad para seguir intentándolo, se gana seguridad y autoconfianza, los beneficios son muchos y se siente uno acompañado y protegido al saber que se tiene a alguien que ya pasó por ahí, y que con su experiencia nos ofrece una alternativa distinta. Cuestionarse cómo uno hizo las cosas y cómo las ha venido haciendo desde tiempo atrás no es fácil, pero para cambiar los resultados, se tiene que cambiar la forma de hacer las cosas, explorar múltiples posibilidades y adoptar la que mejor se ajuste a nuestra personalidad, nuestros valores y que nos ayuden a ayudar a otros de la mejor manera posible.
Si has tenido la oportunidad de vivir este proceso, sabrás que es enriquecedor, no sólo en el ámbito profesional, también hay un crecimiento personal que te permite ver las cosas bajo distintas ópticas, te proporciona flexibilidad de pensamiento y eliminas gradualmente el estrés de tu cotidianidad, ganas seguridad, vives el empoderamiento y te encuentras listo para seguir adelante. Esto es parte del crecimiento continuo.
Todos necesitamos a un Virgilio, cuando descendemos a mundos desconocidos. Ya lo hizo Dante, eligió a Virgilio atraído por la admiración que sentía por él. ¡Ahora te toca a ti, asegúrate de encontrar a un buen mentor, el recorrido será un viaje interesante hacia ti mismo y no olvides divertirte!
Escrito por Sandra Contreras / Diciembre, 2020.